Resumen de «El Espíritu Eterno», de Elena Jiménez

sábado, 30 de enero de 2010

 

Introducida en la postguerra civil española y, por tanto, en la Segunda Guerra Mundial, esta novela nos cuenta la historia de Marina Mun, una joven malagueña pianista que reside, fruto del exilio, en una París vigilada de manera amenazante por los discípulos de Hitler. Debido a su carácter y presencia, Marina llama la atención de un importante cargo alemán, Kennen, que ordena a su hombre de confianza que investigue lo más a fondo posible a esta joven. Paralelamente, el descubrimiento de unos antiguos documentos le obsesiona y los diversos acontecimientos surgidos a lo largo de la historia unirán a este nazi aún más con los documentos y con la gran pianista.

Erich Kennen llega a perder locamente la cabeza por esta malagueña. Tanto es así que mezclando esa fascinación que siente hacia Marina con el alcohol, y puede que potenciado por el pensamiento nazi, lleva a obligarla y a someterla a sus deseos carnales sin darle elección alguna. El militar la lleva a donde él reside, y tras varios intentos de escapar por parte de Marina e incluso una agresión peligrosa al nazi, el vínculo entre ambos se hace más fuerte por momentos, llegando a sentirse bien el uno con el otro. Esto lleva a que la señorita Mun se introduzca por completo en la investigación de los documentos, haciéndose partícipe de todas las consecuencias de la misma.

El cazador se convierte en presa, Kennen es acusado de traicionar a su país, por lo que él y Marina tienen que huir. Aún así, a través del hombre de confianza de Kennen, pueden proseguir con sus investigaciones y, asombrosamente, el militar llega a la conclusión de que la «MUJER», la energía, la vida y, sobre todo, la muerte, como viene descrita en los documentos, tiene bastante que ver con la pianista.

Kennen se da cuenta de que las personas más cercanas a ella van desapareciendo. Desde sus padres hasta Deray y su hijo, sus compañeros de vida han ido siendo visitados por la muerte. Los documentos hablan de la «MUJER» refiriéndose a la primera de ellas, Lilith.

Los pensamientos del militar, apoyados en los documentos y en los hechos, son claros, y solo van en una dirección, Marina es la «MUJER», Lilith, la Muerte.

Kennen, más ligado a la señorita Mun que nunca, enferma gravemente, y ya es tarde para solucionarlo, de modo que acaba falleciendo. Marina ahora no encuentra forma de negar lo que él tenía tan claro: Lilith, la muerte, la vida, la energía… es ella.

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